F Reseña: Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes - Carlos Sánchez Viamonte

Reseña: Los pacientes del doctor García, de Almudena Grandes

Reproducimos la crítica publicada por el diario La Nación sobre el último libro de Almudena Grandes, quien nos dejó un ejemplar autografiado en su visita a la Biblioteca, en la que fue nombrada Socia Honoraria.


¿Qué hemos hecho nosotros para que nos vaya peor que a los nazis?", pregunta uno de los personajes de Los pacientes del doctor García, la última novela de la española Almudena Grandes (Madrid, 1960). Justamente es ésa la pregunta que la autora viene haciéndose desde hace al menos una década, cuando, luego de escribir El corazón helado, el tema de la Guerra Civil Española absorbió toda su obra: ¿qué hizo la República española para que las grandes democracias de su tiempo le dieran tan rotundamente la espalda?

Cuarto volumen de la serie Episodios de una guerra interminable, Los pacientes del doctor García traza un extenso periplo temporal y geográfico, que comienza en la Madrid bombardeada por la aviación alemana aliada de Franco, pasa por la caída de Berlín en 1945, y regresa al paisaje madrileño, esta vez convertido en receptor del exilio argentino, en 1977. El gran eje, no obstante, es la posguerra, y un hecho poco conocido: la organización de una red de evasión de criminales de guerra nazi con sede en España y ramificaciones en América, la Argentina de Perón incluida.

Como la autora reitera cada vez que puede, la Guerra Civil y sus coletazos son una cantera inagotable de sucesos y peripecias narrativas. En el caso de esta novela, la existencia de un personaje real -Clara Stauffer, española, alemana y alma máter del circuito de prófugos nazis- bastó como detonante para activar esa eficaz maquinaria que siempre resultan ser los libros de Almudena Grandes. A la manera de su admirado Benito Pérez Galdós, articula hechos y figuras históricas con andamiajes ficcionales. En este caso, el eco de los relatos de espías resulta inevitable: está la Guerra Fría, están los personajes de pasado tortuoso, gesto torvo y acento alemán, y están también los personajes comunes -desde luego, perdedores, españoles y republicanos- que se descubren envueltos en riesgosas encrucijadas de documentos falsos e identidades impostadas.

En lo que hace a la estructura, probablemente Los pacientes del doctor García sea el más complejo de los Episodios de una guerra interminable. Y ésa, su hazaña, es también su talón de Aquiles. Tramas y subtramas, personajes con claroscuros que nunca terminan de definirse -al fin y al cabo, siempre resulta claro quiénes son los buenos y quiénes los malos-, experimentación con un sistema de escritura que por momentos alude al montaje cinematográfico: la cantidad de recursos podría resultar abrumadora si no fuera por el rigor con que cada pieza está ensamblada con la otra. Y, sobre todo, por la pericia de la autora para maniobrar con ritmo, imágenes, voces, situaciones.

En rigor, más que de espías, Los pacientes del doctor García es una historia de impostores. Hombres que usurpan la identidad de otros para salvarse; hombres que ofrendan su identidad para rescatar a un semejante. O para recuperar un espacio político: en la trama que imagina la autora, Juan Negrín -dirigente de la República en el exilio- impulsa la infiltración de uno de sus diplomáticos en la red de protección a criminales de guerra con sede en Madrid. Su objetivo es revelar al mundo la complicidad del franquismo con los prófugos nazis y lograr, de una vez por todas, que los vencedores de la Segunda Guerra Mundial restauren la democracia en la península ibérica.

Desde luego, desde un comienzo se sabe que la empresa está condenada al fracaso. Lo que no se puede prever es eso que el aluvión Almudena pone en funcionamiento: los arrebatos pasionales que tan bien se le dan, la sucesión de personajes secundarios -algunos memorables-, la mención a leyendas históricas como el médico canadiense Norman Bethune y el innovador sistema de transfusión de sangre que puso a punto en la contienda española.

Si Madrid siempre ha sido un personaje más en la obra de Almudena Grandes, en esta novela Buenos Aires suma protagonismo. Aunque el esfuerzo que la autora hace por incorporar los giros rioplatenses pueda resultar excesivo para un lector local, tiene su impacto reencontrar calles y reductos porteños en la historia de esos adorables perdedores: los derrotados de la República.

Diana Fernández Irusta
Diario La Nación, domingo 12 de noviembre de 2017

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