F Socio honorario: José A. Martínez Suárez - Carlos Sánchez Viamonte

Socio honorario: José A. Martínez Suárez

Amigo y defensor del cineclubismo y las bibliotecas, nos enorgullece nombrar a José A. Martínez Suárez como socio honorario de nuestra Biblioteca. El homenaje se realizará el sábado 18 de diciembre a las 19 horas. Proyectaremos su última película Noches sin lunas ni soles, que cerrará la cuarta temporada del Cineclub La Rosa, Austria 2154.

Hijo de José Martínez Fernández, quien fuera presidente de la Junta de apoyo a la República Española en la provincia de Santa Fe, y de Rosa Suárez García, maestra que fue homenajeada recientemente con la imposición de su nombre a una de las aulas de la Escuela Número 178 “Juan Cañás”, donde se había desempeñado entre 1919 y 1936, Martínez Suárez nació en Villa Cañás, provincia de Santa Fe, el 2 de octubre de 1925.

Josecito, como desde siempre es conocido familiarmente, asistió al cine con fascinación y entusiasmo desde pequeño. El mejor amigo de su padre, el empresario Humberto Bianchi, era el dueño del cine contiguo a su casa. Su ámbito de juegos era el cine vacío y sentía pasión por la cabina de proyección y el aroma a acetato de los restos de película. “Los sábados a la tarde, nos íbamos a la entrada del pueblo para esperar a la chata que traía las copias de películas. Nosotros ayudábamos a subir las películas a la cabina. Y eran películas de gángsters, así que yo me nutrí del género negro, el que más me agrada”, confiesa en una entrevista publicada por el diario Clarín el 8 de octubre de 2002.

Sus hermanas, las mellizas Chiquita y Goldie, apenas tenían ocho años y José iba a cumplir diez cuando su padre le dijo a su esposa: “Andá con los chicos a vivir a Rosario. Allá tendrán más oportunidades para estudiar. Yo sigo con la librería acá en Cañás y viajaré los fines de semana para verlos”. Rosa y sus tres hijos se instalaron en Rosario. Todos los sábados los cuatro esperaban a José en la avenida ubicada en la entrada de la ciudad, que era el paso obligado para llegar desde Villa Cañás.

Luego de la muerte de su marido, Rosa y los chicos se mudaron a Buenos Aires. En el verano, Goldie, quien ya había adoptado el nombre de Silvia, fue consagrada Reina del Carnaval en los corsos de la Avenida de Mayo. Un año después, salió elegida Mirtha. Las dos lucieron vestidos cosidos y bordados a mano por su madre. Ninguna de las dos pasó inadvertida y cautivaron con su encanto y belleza. Así fue como fueron seducidas para actuar en cine, y de allí se dan, un poco por casualidad, los inicios de José en el ámbito cinematográfico, de la mano de las mellizas, a quienes comenzó a acompañar a los sets de filmación.

“Las acompañaba porque me gustaba ver la cámara, las órdenes, los actores, la toma”, cuenta en una entrevista en la revista “Viva” del 12 de marzo de 2006. Y continúa: “Una vez Goldie estaba filmando una película de noche y como yo estaba ahí me dijeron si quería hacer de extra. Y dije que sí. Me iban a dar cuatro o cinco pesos, estaba contento.” Pero el director, al ver el entusiasmo del chico de camisa a cuadros que ya se “había muerto cuatro veces”, tuvo que pedir por altavoz que “no se muera más”.

Como director realizó cinco películas, en un país que ha sido ingrato con la obra de la mayoría de sus cineastas, pero en especial de quienes pertenecieron a la llamada “Generación del '60”: El crack (1960), Dar la cara (1962), Los chantas (1975), Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) y Noches sin lunas ni soles (1984). Además, realizó el episodio La Salamanca de la película Viaje de una noche de verano (1965), y escribió junto a Gius el guión de La Mary (1974), dirigida por Daniel Tinayre, a quien asistió también en otras películas. Entre colaboraciones, asistencias y otros roles, ha participado en más de cuarenta películas. Sus inicios fueron en los recordados estudios Lumiton, y fue asistente de dirección, entre otros, de Mario Lugones, Manuel Romero, Lucas Demare y Leopoldo Torre Nilsson.

Sus obras generaron una visión original no sólo desde la temática sino también, y principalmente, desde lo estético. Los chantas es una crónica de un grupo de embusteros que sueñan con dar el “gran golpe”; Los muchachos de antes no usaban arsénico es una gran película que en clave de humor negro habla de la Argentina de esos años nefastos; y Noches sin lunas ni soles, un policial con lo mejor del género, una historia “de chorros y policías”, de ese cine que lo apasionó desde pequeño.

Luego suplió la falta de hacer cine, o de dirigir, porque siguió con algunas colaboraciones y produciendo, a partir de la tarea docente que viene llevando a cabo. Formador de cineastas desde hace más de dos décadas, es un reconocido maestro que forma personas íntegramente, en charlas personales que mantiene en su domicilio. Entre sus alumnos pueden resaltarse los nombres de Juan José Campanella (director de El hijo de la novia, 2001, y Luna de Avellaneda, 2004, entre otras), Leonardo Di Cesare (Buena vida delivery, 2004), Lucrecia Martel (La ciénaga, 2001 y La niña santa, 2004), entre otros.

Dueño de una memoria prodigiosa y un entusiasmo sin límites, logra contagiar sus obsesiones y enseñanzas a todos los que lo rodean. Es imposible mantenerse indiferente ante su figura, y mucho menos ante su obra, pero quienes lo conocen lo admiran con intensa devoción. Admirador empedernido de Jorge Luis Borges, ávido lector, comparte generosamente su biblioteca.

Últimamente ha recibido numerosas distinciones y reconocimientos en torno a su trayectoria y su obra. Entre ellos podemos destacar el Cóndor de Plata en 2002; una distinción del Archivo General de la Nación en 2005, otorgada por su trayectoria como cineasta, formador de nóveles realizadores, investigador y "custodio de la memoria del cine nacional" (como acertadamente lo definieron los impulsores del reconocimiento); una plaqueta de manos de su hermana Mirtha en la edición 2005-2006 del encuentro “Pantalla Pinamar”; en marzo de 2006, el Astor de Oro a la trayectoria, máximo galardón que otorga el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, donde se presentó además una retrospectiva de sus películas; y este año fue nombrado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

Además, debemos resaltar que desde hace tres ediciones conduce con éxito el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, único "categoría A" de América Latina, en el que demuestra no sólo su carisma, sino su plena vigencia intelectual, su eficacia profesional, ética y honestidad.

Noches sin lunas ni soles
(Idem, Argentina, 1984, color, 97 minutos)
Dirección: José A. Martínez Suárez
Guión: José A. Martínez Suárez y Rubén Tizziani, basada en la novela de Tizziani.
Fotografía: Alberto Basail.
Música: Roberto Lar.
Elenco: Alberto de Mendoza, Luisina Brando, Lautaro Murúa, Arturo Maly, Cacho Espíndola, Boy Olmi, Guillermo Battaglia, José María Gutiérrez, Diana Ingro, Rudy Chernicoff y Eva Franco.

Sinopsis: Un delincuente huye para ayudar a un amigo de toda la vida, gravemente enfermo. El policía que lo persigue sabe que detrás puede haber un botín oculto. Grandes actuaciones, un sólido guión y una realización magistral hacen de esta película uno de los mejores policiales del cine argentino.

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