F Tess Gallagher: “Carver nos dio el amor por las luchas de las personas comunes” - Carlos Sánchez Viamonte

Tess Gallagher: “Carver nos dio el amor por las luchas de las personas comunes”

La escritora, última pareja del genial cuentista Raymond Carver, participa como jurado en el V Mundial de Escritura; en pandemia hizo una serie de poemas, de la que se publica aquí un inédito.


Con la participación de un jurado internacional integrado por la estadounidense Amy Fusselman, la chilena Lina Meruane y el mexicano Jorge Volpi, la V edición del Mundial de Escritura se desarrollará entre el 16 y el 27 de agosto, en tres categorías. En esta edición, además del Mundial para chicos -con un jurado compuesto por el uruguayo Ignacio Martínez, el español Llanos Campos Martínez y Chanti-, se agrega una semana adicional a la competencia, solo para escribir poesía. Los jurados son la colombiana Piedad Bonnett, la mexicana Mónica Nepoto y la estadounidense Tess Gallagher, que conversó en exclusiva con La Nación.

Poeta -desde los catorce años, remarca-, ensayista y narradora, Gallagher (Port Angeles, 1943) se formó en la Universidad de Washington, donde estudió con el laureado poeta Theodore Roethke y se licenció en inglés. En 1974, publicó su primer libro de poemas Stepping Outside; el más reciente, de 2019, se titula Is, Is Not: Poems. En español sus poemas aparecieron en revistas, en el volumen El puente que cruza la luna y en la antología bilingüe Amplitud. También se publicó una de sus colecciones de relatos, de una oscuridad controlada, El amante de los caballosque en Buenos Aires tuvo una puesta teatral dirigida por Lisandro Penelas y protagonziada por Ana Scannapiecco. En 2006, la escritora -que medita desde hace décadas- publicó Words like Distant Rain, una conversación con una monja budista de Kioto.

Portada de El amante de los caballos, que reúne doce cuentos de Tess Gallagher

Escribió ensayos sobre poesía (reunidos en A Concert of Tenses) y un guión cinematográfico (Dostoevsky) con quien fue su pareja desde 1978, el escritor Raymond Carver, al que conoció cuando tenía 35 años (en ese mismo año también obtuvo la Beca Guggenheim). “Carver nos dio el amor por las luchas de las personas comunes -dice Gallagher este diario-. Antes de él, eso nunca fue un elemento tan importante en la literatura estadounidense”. En Carver y yo, una selección de ensayos, cartas y entrevistas, la poeta explora el vínculo que tuvo con el genial cuentista, que duró hasta la muerte del autor, en agosto de 1988.

-¿Por qué cree que el trabajo de Carver sigue siendo tan influyente en su país y en el extranjero? ¿Hay herederos literarios de su obra?
-Creo que el trabajo de Raymond Carver se parece mucho al de Anton Chéjov: se centra en cuestiones humanas básicas sobre cómo nos tratamos unos a otros y cómo la vida nos trata incluso a los más débiles e insignificantes. Se centra en los trabajadores y en cómo los recompensan, deficientemente, los sistemas económicos en todas partes. ¡Vemos cuánto se esfuerzan y cómo, tan raras veces, son recompensados por sus esfuerzos o liberados! De modo que en su obra hay tristeza, pero también la fuerza de la esperanza perdurable de encontrar una forma de resolver humanamente los problemas de la vida. Hay una belleza en la lucha, incluso sin liberación. Sufrimos con los personajes y los amamos. Carver nos dio el amor por las luchas de las personas comunes. Antes de él, eso nunca fue un elemento tan importante en la literatura estadounidense.

-¿Cuál fue su reacción al ser invitada a participar en el Mundial de Escritura?
-Me sentí muy sorprendida y honrada. Durante la pandemia, me acostumbré a que me pidieran que leyera mis poemas en Zoom, pero en realidad no he participado como jurado en ningún concurso durante algún tiempo. Tengo una cabaña en Irlanda, ¡tal vez la gente piense que estoy demasiado ocupada! Sucedió que el señor que dirigía el Mundial de Escritura [Santiago Llach] tenía un alumno que actuó en una producción teatral de mi cuento “El amante de los caballos” y le encantó esta historia. Entonces debió haber descubierto que mi primer amor es la poesía y debió haber leído mi poesía y llegar a creer que yo podía actuar como jurado. De hecho, soy poeta desde los catorce años.

-¿Lee en español?
-¡Ah, ojalá lo hiciera! Pero amé tanto a ciertos poetas españoles como Federico García Lorca y Pablo Neruda que lucho para leerlos en español lo mejor que puedo, y luego chequear con el inglés. ¡Aprendí alemán en la escuela secundaria, pero desearía haber aprendido también español! Entonces podría hablar con mi querido amigo el increíble director Alejandro Gonzales Iñárritu, en español y ¡hasta podríamos reírnos en español!

-¿Cómo es su “vida literaria” durante la pandemia?
-Principalmente, me he mantenido cerca de mis amigos que son poetas. Nos hemos animado mutuamente. Hice una lectura por Zoom, celebrando una antología maravillosa llamada Take A Stand Against Hate, que tiene poemas asombrosos y voces multiculturales. Lo leímos la noche después de la toma de posesión del presidente Joe Biden. Eso en sí mismo es una señal de que la ideología y el ímpetu de la vida política en Estados Unidos van a tener un nuevo poder detrás: nosotros, los poetas.

-¿Cree que, debido a la pandemia, se ha revalorizado las humanidades y, en particular, la literatura?
-Bueno, creo que todos estamos leyendo mucho más, y esto es cierto en todos los ámbitos. Incluso las personas que trabajan duro en tareas difíciles están leyendo más. Esa es mi impresión. ¡Una enfermera que me estaba cuidando durante un procedimiento médico de rutina que hice hace poco conocía mis poemas! Después del tratamiento, compró y leyó mi último libro: Is, Is Not. Me escribió una carta de dos páginas escrita a mano sobre lo mucho que significaba el libro para ella. ¡Yo estaba sorprendida! Esto nunca habría sucedido fuera de la pandemia, pensé, que una enfermera se había tomado el tiempo para escribirle a una poeta.

-¿Por qué decidió centrarse principalmente en la poesía?
-Mi primer amor siempre fue la poesía. Y la poesía es un medio tan emocional. También es barato escribir poesía, a diferencia de hacer una película. En otra época habría sido cineasta, una época en la que las mujeres podrían ganar dinero para dirigir y producir películas, a diferencia de la época en la que vivimos ahora, cuando esto solo ocurre a nivel simbólico. Mis poemas están llenos de imágenes y lo que espero sea un tipo de energía mental interestelar arrolladora. Medito, y esta práctica amplía los límites que fijan la llamada “realidad”. Tienes una nueva perspectiva mientras lees mis poemas. ¡Eso es lo que espero!

-¿Tiene alguna técnica de escritura?
-Llevo 64 años escribiendo. Probablemente, haya aprendido muchas formas de moverme en el lenguaje y la mente. Mi meditación budista es fundamental para mi trabajo. La narración es fundamental. La música y el tiempo también están ahí con fuerza. Tuve muchos mentores maravillosos: Theodore Roethke y David Wagoner, Stanley Kunitz. Y leí mucho literatura de todos los países.


Un poema inédito de Tess Gallagher

El cuarto de sanación

Y cualquiera que entrara en ese cuarto

esperando ser sanado

fue sanado y dejó algo

atrás, que se fue acumulando ahí

como el tiempo se encharca alrededor del daño y la belleza.

Podías sentir ahí una cierta tranquilidad

que invitaba sin forzar

un aliento interno y sin demandar

una liberación. Las zonas sin árboles del bosque

donde los ciervos se acuestan son así,

y las mesas de billar en los rincones de bares oscuros en los que

nadie juega todavía. En un cuarto como ese

valorar los recorridos

produce una conjetura iluminada

que sana o confirma las incertidumbres y deja

el residuo de esas maniobras.

Casi todos los cuartos tienen puertas pero no entrada.

Del mismo modo, el cuarto de sanación está más allá

de cualquier arribo habitual. Toma los arribos como

los estorninos toman el cielo—sus alas de modulación

aferradas a la aproximación de un espacio en movimiento

que desafía el riesgo de colisión. Aquello que atenta

contra la armonía se disipa y la reducción

de un horizonte

le otorga al silencio del cuarto una conciencia propia. Nada

en el cuarto fue elegido intencionalmente

pero el sol de la tarde penetra en el lugar,

y destierra cualquier pensamiento equívoco.

Tan solo para que la bandada de estorninos danzantes

descienda a la tierra, como si cualquier desorden interno pudiera

resolverse en un aliento de consenso revelador y continuo

que habita el punto exacto de aterrizaje.

Exhiben con soltura una manifestación

de ese rincón de la conciencia libre de todo peso.

Sí, ya sé: alguien ha muerto.

Muchos y amados.

Entren. Sentémonos exactamente acá. Sentémonos y estemos

como estamos—juntos.

Traducción de Catalina Lascano y Giuliana Migale Rocco

Daniel Gigena
Diario La Nación, miércoles 11 de agosto de 2021


Puede leer la crítica de Germán Cáceres para nuestra página de la obra de teatro El amante de los caballos, dirigida por Lisandro Penelas y protagonizada por Ana Scannapieco. Y en este enlace también la crítica del libro, que se encuentra en nuestro catálogo.

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