F Los sinsabores del verdadero policía - Carlos Sánchez Viamonte

Los sinsabores del verdadero policía

de Roberto Bolaño
(Editorial Anagrama, Barcelona, 2011, 228 páginas)

En la Nota Editorial, Carolina López se encarga de explicar que esta novela publicada póstumamente es un proyecto que se inició en los ochenta y se mantuvo vigente hasta 2003, y está integrado por tres escritos, dos ubicados en la computadora del autor - “Los sinsabores del verdadero policía” y “Asesinos de Sonora”- y el tercero se encontró en parte mecanografiado y en parte impreso pero sin archivo. Y J. A. Masoliver Ródenas, en su esclarecedor prólogo que lleva por título “Entre el abismo y la desdicha”, afirma que estamos ante “una novela inacabada, pero no una novela incompleta, porque lo importante para su autor no ha sido completarla sino desarrollarla”.

En primer lugar su escritura brilla por la frescura y belleza de ritmo: indudablemente se trata de una prosa de oro. Sumergirse en su recorrido es un placer embriagante.

Una de sus múltiples temáticas es la literatura –sobre la que reflexiona a menudo- y los escritores contemporáneos, a quienes cita y los hace asumir como personajes secundarios. Su pasión por la lectura queda evidenciado: “Menos mal, pensaba Amalfitano, que he podido leer miles de libros (...) Menos más que aún puedo leer”, y sus alumnos “Comprendieron que un libro era un laberinto y un desierto”. Y la novela contiene innumerables menciones de narradores y poetas y un riquísimo y extenso vocabulario. Tampoco deja de aludir a la pintura moderna, y señala a Larry Rivers y a Robert Rauschenberg, dos artistas vinculados al pop art. Del primero comenta Amalfitano que circulan cuadros falsos que se venden y admiran en Nuevo México, Arizona y Texas, como si ya anticipara la tesis del filme Copia certificada (2010), de Abbas Kiarostami.

Los sinsabores del verdadero policía no carece de humor. Por ejemplo, la clasificación de los géneros literarios que propone el poeta Padilla es desopilante: “literatura heterosexual, homosexual y bisexual. Las novelas, generalmente, eran heterosexuales. La poesía, en cambio, era absolutamente homosexual. Dentro del inmenso océano de ésta distinguía varias corrientes: maricones, maricas, mariquitas, locas...” El mismo personaje asegura que deseaba “Vivir una vez más en la holgazanería, yo que vine a este mundo a veranear y a nada más”.

Se refieren asimismo anécdotas con personajes alucinados y los admirables resúmenes de las novelas del imaginario escritor francés J.M.G. Arcimboldi. En todas ellas asoma un final abierto, un enigma no resuelto. Así, “La perfección ferroviaria” consta de noventa y nueve diálogos mantenidos entre 1899 y 1957, pero no se puede identificar a sus protagonistas ni captar el sentido de la historia. No hay dudas de que el Cortázar de Rayuela está presente en su obra. Bolaño mezcla escritores reales con ficticios y los hace actuar zambulléndose en la superchería literaria. Además, su novela participa de esa combinación tan actual de ficción y ensayo.

Varios personajes, como Rosa y Oscar Amalfitano y Arcimboldi, aparecieron en otros libros suyos (Estrella distante, Llamadas telefónicas, Los detectives salvajes y 2666), pero aquí emergen transformados.

En Los sinsabores del verdadero policía hay situaciones que quedan suspendidas, y esta provisionalidad –como la denomina Masoliver Ródenas- representa el corazón mismo de la obra de Bolaño.

Los distintos relatos que discurren por carriles separados de pronto comienzan a imbricarse, como si formaran parte de una trama mayor que los contiene. Uno de los análisis que realiza Bolaño podría aplicarse también a su producción: “eran historias de misterio, éstos únicamente se resolvían mediante fugas (...) como si los personajes de Arcimboldi, acabado el libro, saltaran literalmente de la última página y siguieran huyendo”.

Cuando la acción sucede en el estado de Sonora, se tiene la impresión de que la violación de mujeres es casi un acontecimiento cotidiano que parece formar parte de la normalidad. “Los asesinos de Sonora” es uno de los capítulos más logrados y el escritor demuestra conocer el espanto de la marginalidad, el crimen, la prostitución y el brutal asesinato de jovencitas.

A lo largo del texto Bolaño narra con crudeza y un léxico contundente las relaciones amorosas entre homosexuales.

Los sinsabores del verdadero policía es de lectura imprescindible para los admiradores de este maestro literario, uno de los más grandes escritores de la literatura latinoamericana.

Germán Cáceres

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